HESSEL FRANZ
Un texto que, por suerte, se adelantó al ascenso de los nazis al poder, para hablarnos, así, de una ciudad aún lejos del horror, todavía floreciendo. Calles ideales para el paseo, para observar los rostros de la gente, los escaparates, las terrazas de los cafés, los tranvías, las estaciones de tren, tanto al despertar el día como ya en el crepúsculo, cuando, con la ayuda del vidrio y la luz artificial, como señala el propio Hessel, «aparece la mezcla feliz». Avenidas de grandes farolas, anuncios luminosos, automóviles refulgentes.
Como dijera su amigo Walter Benjamin, Hessel es uno de los mayores prototipos de flâneur, un perfecto observador de las cosas y del tiempo. Para él, pasear no es simplemente percibir la ciudad, sino rastrearla: detectar huellas, detalles, matices, impresiones...