VILLERÓ CASTELLÁ, RAMÓN
Las ruinas de la Roma antigua, las calles y plazas del centro y el propio Vaticano forman los pilares fundamentales de una de las capitales más hermosas de la Tierra. Además, ha visto el nacimiento del denominado Club de Roma en 1968, una de las instituciones más activas por el desarrollo sostenible del planeta.
El centro de Roma y la Ciudad del Vaticano son de corte renacentista, con admirables plazas y edificios entre los que caminar y deleitarse visitando palacios, basílicas y museos que guardan algunos de los tesoros del mundo antiguo y de los artistas del Renacimiento. Roma es también una urbe donde pasear horas y horas. El Coliseo, el Foro Romano y el monte Palatino-el centro de la Roma Imperial-permiten disfrutar de una inmensa zona verde y arqueológica en la que, al menos, hay que pasar una jornada completa. El cuadrado delimitado por dos meandros del río Tíber, la iglesia de Santa Maria Maggiore y la línea imaginaria que va desde la Piazza del Popolo al Coliseo, abarcan el centro neurálgico de la ciudad, donde se concentra el mayor número de visitantes. Aquí se hallan los monumentos y lugares más sifnificativos, como el Panteón, las grandes muestras de la Roma barroca, como la Fontana di Trevi o la Piazza Navona, y donde se concentra la mayoría de las ofertas de ocio.