BRYSON BILL
Si te cuentan que el gusano más peludo puede dejarte seco con su venenoso pinchazo, que las conchas marinas te persiguen para picarte, o que se corre el riesgo de ser comida de tiburones, es muy posible que se prefiera no visitar un lugar así. Ignorando estas amenazas, Bill Bryson viajó a Australia y enseguida se enamoró del país. El carácter de la gente, la seguridad en las ciudades, la frecuencia con la que brilla el sol y... su cerveza siempre fría le cautivaron.