JUSTE GARRIGÓS, JORDI
Japón combina, como pocos países, modernidad y tradición. Participa en la carrera del espacio y desarrolla robots, pero sus habitantes siguen vistiendo kimonos, realizando la ceremonia del té, disfrutando del sutil teatro kabuki
Símbolo de la modernidad de Japón es Tokio, centro de dirección económica y de creación cultural. Es la sede del gobierno y de la mayoría de grandes empresas, y también es una ciudad de barrios populares, que alberga el elegante palacio imperial, el templo budista de Asakusa o el gran santuario sintoísta de Meiji.
Kioto es la otra cara de la moneda. Representa la historia esplendorosa del Japón. Se enorgullece del palacio del sogún, de centenares de templos budistas, de sus santuarios sintoístas, jardines zen o de viejos edificios de madera.
Por supuesto, Japón no se acaba en sus dos ciudades más famosas: el monte Fuji; el santuario de Nikko; la antigua capital sogunal de Kamakura; la sagrada Nara, las modernas Osaka y Kobe, el majestuoso castillo de Himeji o el gran centro budista del monte Koya son algunos de los escenarios que recorre esta completa guía sobre el país más enigmático de Oriente.