VV. AA.
Entre la meseta y la depresión del Ebro se alza el Moncayo. Su maciza silueta, visible desde cientos de kilómetros a la redonda, la convirtió en montaña mágica para celtÃberos y romanos, quedando envuelta en un halo de misterio que ha inspirado a poetas y artistas de todas las épocas. El sistema Ibérico está formado por un grupo de sierras aisladas entre las que destaca la Sierra del Moncayo que acoge la cumbre señera del sistema: el pico San Miguel -o Moncayo a secas- que alcanza los 2314 metros de altitud. El Moncayo es una montaña isla . Nada estorba o interrumpe su visión, se venga de donde se venga, el Moncayo ocupa el horizonte y esto contribuyó a que le fuera adjudicada cualidades mágicas y sagradas por los celtÃberos y por los romanos. El Moncayo llegó hasta casi hasta la Era Moderna con su sambenito de montaña mágica, lo que produjo una abundante literatura. De mano de Gustavo Adolfo Bécquer el Romanticismo redescubrió el Moncayo como una montaña misteriosa que albergaba en sus entrañas a seres fantásticos y fabulosos tesoros. Aún hoy la montaña sigue atrayendo la atención